Me muevo al margen...

Aquí, en el margen, en el margen del canon, no hay reglas que cumplir, ni jueces que complacer, ni halagos que buscar, ni aplausos que dar con el hígado irritado...aquí, en el margen, en el margen del canon, sólo puedo hacer lo que me da la gana...

domingo, 23 de noviembre de 2014

LA ROSA CONTRA EL HIELO


Siempre me he preguntado ¿Por qué siendo tan hermosas tenemos que saldar las cuentas ajenas? ¿Que culpa tenemos de ser lindas? ¡Vaya destino! Fallecer en nombre del amor, el flirteo o el halago. Pero si vamos morir, mejor hacerlo sobre unas manos cariñosas. De repente y eso tenga sentido.          Por eso me ofendiste y ahora que me aprietas entre tus dedos tengo que reclamarte.
            Llenaste mis pétalos con la promesa de regalarme a una mujer que acogería mis colores. Pero me ocultaste. Y encima tuviste el coraje de decirme: "Que cursi es regalar una rosa". Luego me abandonaste en un refrigerador. En un frío y atiborrado congelador. ¿Qué te costaba respirar hondo, quizás sonrojarte, estirar la mano y cumplir lo prometido? No te atreviste. ¡Cobarde! Cubierta de escarchas espero que cumplas con tu palabra. Aún no entiendo tus razones. ¿Tanto temes al rechazo? ¿O fue la soberbia? De cualquier forma, ¿Cómo osaste desdeñar la magia de mi belleza? Y por encima de todo ¿Por qué me encerraste aquí? Pese a su destino los alimentos congelados confortaron mi abandono: Las barras de mantequilla acariciaron mi tallo; los chorizos me hicieron reír con sus anécdotas y a los tiernos quesos los oí sollozar mientras contaba mi historia. Un corazón de pollo intentó consolarme y sentenció: "Mejor el frío que un basurero". Fue tierna su intención pero una nevera no es mi lugar. Por eso hablo sin temblores y te digo: ¡Qué incertidumbre soporté cada vez que abrías la refrigeradora! ¡Qué desilusión sufrí al verte llevar una rodaja de mortadela en mi lugar! Escúchame ahora que te atreves a tomarme entre tus dedos. Comprende que el perfume de una rosa no merece disiparse entre costillas de cerdo. No puedo seguir encerrada; anímate y resuelve mi destino ¡Manos prometidas o basurero! Pero no más frío.

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