Me muevo al margen...

Aquí, en el margen, en el margen del canon, no hay reglas que cumplir, ni jueces que complacer, ni halagos que buscar, ni aplausos que dar con el hígado irritado...aquí, en el margen, en el margen del canon, sólo puedo hacer lo que me da la gana...

domingo, 2 de noviembre de 2014

¿DÓNDE NACEN TUS ALAS?


Una lanza humilde te clavó un sueño en el costado y tu cuerpo se llenó de tumores y de tus dientes cariados brotó una luz rebelde. Tus codos polvorientos se agitaron con la noticia: Tu mano izquierda, a dedo armado, dio a luz una hoja escrita.
            De la llama de sus poros, una chispa fue arrancada y el incendio cundió por el parque donde ángeles de aureola plateada y cola de lagarto escupen furias perfumadas. Cien batallones de bomberos no han podido con el fuego. Tu mano izquierda amenaza con parir otra página y tú te llenas de virtudes. Ahora, ¡Qué intenten detenerte!
            Sin embargo. Las ganas de estancarse son grandes. Tienes que pasar la prueba.
            Por ejemplo. Si miras al sol y gritas: ¡Intenten detenerme! Y las nubes no se desmayan en llovizna y los árboles no resplandecen de clorofila y las mariposas no cruzan los piélagos y el viento no galopa en los prados y los corazones no laten a paso doble y los toros no cabriolean en la macarena y los buitres no se desbandan estremecidos. Si miras al sol y gritas y el pasto no tiembla con el sonido de tu garganta, puedes estar seguro que te detendrán. No pasaste la prueba.
            Por eso regresa al parque y permite que mil lanzas humildes perforen tus costados. Así recordarás los sueños y te olvidarás de los necios. Así, únicamente así, tu mano izquierda cumplirá con su amenaza. Y tú pasarás la prueba.

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