Me muevo al margen...

Aquí, en el margen, en el margen del canon, no hay reglas que cumplir, ni jueces que complacer, ni halagos que buscar, ni aplausos que dar con el hígado irritado...aquí, en el margen, en el margen del canon, sólo puedo hacer lo que me da la gana...

domingo, 30 de octubre de 2011

PARA BIEN O PARA MAL.

El arco de espinas (Dece Ereo)

Sientes que han transcurrido varios años desde que cerraste los ojos. Tus ánimos regados por el suelo, entierran sus pequeñas uñas en la alfombra, como buscando fuerzas en el polvo. Decidir entrar al baño te cuesta un mundo, pero tu olor te empuja a hacerlo.
Hoy la recamara te parece más grande que nunca.
Con el agua, el cerebro se te refresca y empieza a funcionar. Un poco, por lo menos. Lo que te extraña es que pareciera que hoy amanecieron de otro color, los azulejos del baño.
Lo primero que recuerdas es el rostro de Lera.
Sin tener a donde ir, a cambio de techo y comida fungías como mucamo de tu propia hermana.
Tal situación era buena.
Lera estaba por casarse y se mudaría, dejándote el apartamento. Ya con un hueco propio, la mitad de tus problemas se resolvían.
La situación no era tan mala. Pero.
Un día de lavado, Lera te vio olfateando una sedosa pieza de ropa íntima; te preguntó que hacías y le contestaste que te gustaba el olor a detergente y suavizador. Desde entonces Lera estuvo más atenta y se percató de otros incidentes parecidos.
La situación comenzó a cambiar.
Otro día, buscando periódicos viejos en el armario, Lera encontró una "Play-boy" con un panty suyo manchado con algo viscoso y blancuzco.
La situación explotó.
El reclamo que Lera te hizo fue de lo más violento y desagradable. Ella incluso te golpeó varias veces y en la cara; tú, por suerte, únicamente le prometiste a gritos que la próxima mujer que te tocara el rostro, se rifaba la vida. Lera a esa amenaza te contestó con otra: el muerto serías tú, sí tan sólo volvías a pensar otra cochinada que la involucrara a ella.
Tuviste que mudarte.
A medida de que el fresco líquido te recorre el cuerpo, tu mente se aclara. Aún así, no puedes reconocer el olor del jabón que usas.
Te acordaste de que pese a todo, te invitaron a la boda. Parecía que tu hermana siempre te iba a dejar el apartamento.
No ibas a ser el mejor vestido en la ceremonia ni el más acogido pero la intimidad que obtendrías, bien costaba la simulación.
Más agua, más claridad.
Recuerdas que anoche fue la fiesta. Explotabas de felicidad, después de todo tú quieres a tu hermana. Mucho.
Bebiste, bailaste, bebiste, comiste, bebiste, conversaste, bebiste, cantaste, bebiste y bebiste.
Sacaste a Lera a bailar un vals imaginario.
Ella por un momento olvidó la muralla entre ambos y también bailó contigo. Después de todo, todavía eran hermanos. En tu ímpetu, acercaste más a tu pareja y apretándole una nalga le dijiste:
-No imaginas lo feliz que estoy, mamacita-.
Sigues bañándote. Disfrutas de las caricias del agua. Tomas una esponja que no recuerdas haber comprado y te restriegas firmemente tu anatomía, comenzando por el rostro, luego el pecho y
lo que podías alcanzar de tu espalda. Pusiste mucha espuma en tus genitales y los frotaste. Igual hiciste con tus muslos, pantorrillas y cada uno de los dedos de tus pies.
Tu mente se aclara.
Lera se veía feliz. Tu cuñado es un hombre maduro que encontró una mujer de temple, con la cual andar el mismo camino. Ya se habían prometido amor eterno y Lera cumplía su palabra.
La familia entera era fiel a las promesas hechas.
Ya lo decía papá:
-Para bien o para mal, palabra dada, palabra cumplida-.
Dejas el agua caminar tonificantemente sobre tu piel. ¡Que alivio a los efectos de la borrachera !
Un chorro de agua sobre la cara alivia tu malestar, mientras por tu mente pasan los acontecimientos de anoche: la ceremonia, la fiesta, la bebida, el vals, la estrujada...
El chorro de agua fresca logró hacerte recordar nítidamente lo ocurrido. Después de la estrujada de nalga vino la bofetada.
Recordaste que a Lera tú le hiciste una advertencia. También te acuerdas de la amenaza de ella. Ahora si te quedó claro, totalmente claro, como un vaso de cristal recién fregado, el significado de las palabras de tu padre. Tú le apretaste el trasero a tu hermana y no tuviste tiempo. Ahora no te queda más que cerrar y apretar los ojos, para que no se te desborden las imágenes de la noche anterior.

sábado, 22 de octubre de 2011

Decálogo

Mujer embarazada
DECÁLOGO SISTÉMICO, SISTEMÁTICO E INCOMPLETO POR LA AUSENCIA DE NUEVE PUNTOS, DONDE, A PESAR DEL DESENMASCARAMIENTO DE HISTRIÓN, SE HACE REFERENCIA A CÓMO ADQUIRIR, DE MANERA EXPEDITA Y SIN TRAUMAS, LOS HÁBITOS Y ACTITUDES, CONVENIENTES Y NECESARIOS, PARA LOGRAR QUE EL UNIVERSO ENTERO CONSPIRE A FAVOR DE LA PROPIA FELICIDAD

1-¡Prohibido rendirse!
2-¡Prohibido rendirse!
3-¡Prohibido rendirse!
4-¡Prohibido rendirse!
5-¡Prohibido rendirse!
6-¡Prohibido rendirse!
7-¡Prohibido rendirse!
8-¡Prohibido rendirse!
9-¡Prohibido rendirse!
10-¡Prohibido rendirse!

domingo, 16 de octubre de 2011

AMOR A PRIMERA BIRRA

Detalle de cuadro de Castilla Lino

La cerveza estaba caliente, así que tomé dos relucientes vasos de mi vajilla fina, dos bien fregados frascos de mayonesa con todo y etiqueta, los llené con cubitos de hielo y luego con el espumante líquido dorado. Bebimos. Ella habló, yo escuché.
También recordé. Nos conocimos en el lugar más adecuado, una cantina; en la fecha más propicia, los carnavales. Empatamos tan bien que nos encuartelamos en mi casa. Allí vivimos una borrachera hasta el Domingo de Resurrección. Ni siquiera perdonamos el Viernes Santo. Entre la cerveza y el coger se nos escaparon ligeros el entierro de la sardina, la cuaresma y nuestras vacaciones. Ella comenzó el semestre regular en la universidad. Yo regresé a mi trabajo en una agencia de guardias de seguridad.
Al principio iba a buscarla y pronto se me hizo evidente que eso le molestaba. Luego comenzaron las discusiones por las causas más tontas; algo pasaba. Podré ser cualquier cosa, pero no idiota, así que la invité a conversar sobre nuestra relación. Ella habló, yo escuché.
Fue una retahíla como de media hora: que si ella era una universitaria y yo no, que mi ordinariez extrema, que mi descuido en el aseo de la casa, que mi apatía en cosas de salud, que sí este santo, que sí aquella virgen; al final confesó cuanto se perturbó el día que fui a buscarla y la seguí al interior del baño de damas. Por esa razón rompía conmigo. Terminó la cerveza, me entregó el frasco con un gesto que decía “¿Vez?” Y se marchó con sus trastos.
Nunca dijo toda la verdad. Nunca me dijo que a pesar del placer y la cerveza que gozaba en privado conmigo, en público su estómago se llenaba de sobresaltos. Nunca me dijo que al ir a buscarla, su cara palidecía frente a sus amigos universitarios. Nunca me dijo que no podía confesar que cuando hacíamos el amor, mis enormes tetas aplastaban sus pequeños senos
.

domingo, 9 de octubre de 2011

Tres poemas de La Canción Atrevida

La flor contra la pared (Dece Ereo, Panamá)

¿Cuándo te depositarás
En el nido de mis temblores?
¿Cuándo la noche envejezca
En madrugada?

¿Cuándo como el viento
Agitaré
Las raíces de tus vellos?
¿Cuándo el rocío abrace
Las margaritas?

¿Y cuándo
Cutis de mis afectos
Explotarás en blanca erupción
Dentro de mis abismos?




¿Acaso algún día tocaré el cielo?
Y si lo hago
¿Qué parte de su cuerpo será?
¿Sus manos?
¿Sus senos?

¿Acaso veré sus ojos?
¿De qué color serán?
¿Celestes como su piel?

Algún día abrazaré
La cintura del cielo




¿Dónde hallaré el lucero
Que espante las sombras de mi vientre vacío?
-¿Dónde mi horizonte?-

¿Qué hay de los montes que rompen el cielo?
-¿Qué del valle de mi manantial?-

¿Cuándo el viento inflamará mis velas?
-¿Cuándo alcanzaré puerto?-

¿Quién sembrará mi huerto ?
-¿A quién cosechará ?-

¿Y la respuesta?
-¿En un abrazo
?-

domingo, 2 de octubre de 2011

AQUI SEGUIRE


Aunque la pobreza inunde la ciudad
y se desborde en seres miserables,
aquí seguiré.

Aunque la complicidad oculte los crímenes
y el agresor quede sin castigo,
aquí seguiré.

Aunque mirar a los ojos sea hábito desdeñado
y mentir la moda,
aquí seguiré.

Aunque la tierra se derrame
en mustios potreros hasta el mar,
aquí seguiré.

Nadie me quitará el reto
de seguir aquí.