Me muevo al margen...

Aquí, en el margen, en el margen del canon, no hay reglas que cumplir, ni jueces que complacer, ni halagos que buscar, ni aplausos que dar con el hígado irritado...aquí, en el margen, en el margen del canon, sólo puedo hacer lo que me da la gana...

sábado, 23 de agosto de 2014

AÑORANZAS

     
Ahora que mis pies tropiezan y el polvo lastima mis mejillas. Ahora que las lenguas rasposas de los años recorren mis barbas, ahora te añoro mi amada Mocedad. Te marchaste con la brisa del ocaso llevando entre tus dientes los sueños y el horizonte.
            Tu luz me abandonó y volví a temblar con la oscuridad de los invidentes.
            ¡Que tonto! De mis brazos te dejé escapar y ahora como te añoro mi amada Mocedad. Siempre estuviste allí hinchando mis velas y empujando mis piernas. El celaje de tus ojos animaba mis detalles. El vaho de tu aliento entibiaba mi soledad. Sí que eras importante para mí. Aún lo eres.
            Cómo te añoro Mocedad. Qué difícil se me hace librar el alma de odios y rencores. El recuerdo del tiempo compartido y tu vacío en los años que vendrán dejan mi vida en moratoria, empalagada con sueños inacabados y sin cielo a la vista. El desierto llenó mis huesos de lastres y mi piel de fastidios. El ruiseñor de mis labios voló la mañana en que te marchaste y las nubes del estío se enredaron en mis cabellos. Tu ausencia definitiva debilitó mis carnes hasta reducir lo irreducible. Cómo te añoro mi amada Mocedad. Tu fuerza. Tu ingenuidad. Tus sueños.
            Ahora que las hormigas desbastan el bosque de mi vida te añoro mucho, amada Mocedad. Una puerta abierta, un descuido, un auto a gran velocidad y ya tu resuello no me hace más compañía. Se acabaron los días de tu paso firme, tu cola de abanico y tus ladridos alegres.

            No hubo, no hay y no habrá perra guía como tú. Terminaron mis paseos por el parque. Prefiero no salir o sólo usar el bastón para ciegos que buscarme otro perro lazarillo. 

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