Me muevo al margen...

Aquí, en el margen, en el margen del canon, no hay reglas que cumplir, ni jueces que complacer, ni halagos que buscar, ni aplausos que dar con el hígado irritado...aquí, en el margen, en el margen del canon, sólo puedo hacer lo que me da la gana...

domingo, 8 de marzo de 2015

¿PUEDE EL AVE?

¿Puede el ave trinar recién inicia la alborada celeste? ¿Correr de la mano con la inocencia tímida y atrevida? Puede que sí, ave repleta de ternuras, la rosa en índigo, la cautela de las infantes, el arco iris está en triunfo.
Por lo menos, a veces el tordo de marfil reluciente, interpreta la canción de cuna, interludio con todas las armonías y todos los cristales.
Paciente el arpa resuena y tres mil asteroides recorren la bóveda, inapelable ruta, camino y sinfonía, iridiscente y almibarado encuentro.
            Piñal de soles y astrolabios, la tersura musical raptó la bella ave y lo íntimo abrazó el caudal de besos, intrépido alud en reposo.
¿Puede el ave ser el torrente de notas o es el río de los silencios?, La inocencia espera y una celda abierta, la inspiración liberada, asciende con el viento azabache.
Pañuelo aireado al tiempo, rojos sus tejidos, intensos los grabados, es la cruz del mar de espumas, la intuición en septiembre, un amanecer después de lluvias.
Pequeña ave de los amaneceres y terracota del cariño, ruego lanzado al ingenio. ¿Cuándo será inventada la convivencia del mediodía? ¿Ahora?
Pequeña y azabache, ave y trino, riqueza de donde se ven las aguas, ígneo anuncio y cielo esbelto, la infrutescencia dorada y su alteza real elevan el cetro.
Pequeña ave azabache y trino de las madrugadas, el reino es posible, indica el camino, intenso, alcanzable, telúrico. ¿Volver?

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