¿Cómo
puedes olvidar que lo tuyo es recolectar goteras? ¿Qué tu única misión es
aguardar que el temporal penetre la techumbre? ¿Que debes correr a la cocina
por las ollas de aluminio, colocarlas en los sitios de costumbre y esperar la
música de las gotas?
¡Nunca serás un héroe!
A tu pajarito preñado de ilusiones
se le acabó el tiempo, nunca parió. Tus barbas se tiñeron de nubes de marzo.
Los días enterraron su arado en tu cara. Ya no juegas pelota tan rápido como
antes. Ahora pagar una casa modelo cajita de fósforo es tu cadena perpetua.
¡Mejor entierras tus anhelos en el
jardín!
Ya no eres un muchacho y quieres ser
un héroe. Y en esta ciudad donde los aguaceros ya no son bendiciones y el sol
se vuelve flagelo y el polvo tatúa la piel y los cartones convertidos en bienes
raíces cargan con la miseria de una metrópoli ahogada en olores. ¿Aquí? ¡Estás
loco! Quieres ser un héroe y en esta ciudad de moscas. Aquí todos se
escondieron, incluso los campeones. ¿Y tú pretendes ser un héroe?
¡Eres
una raíz!
¿No oíste decir que las raíces
crecen de noche y se entierran en el fango y ahorcan los cuerpos podridos y
rompen sus cráneos? ¿No oíste decir que viven revolcándose en sus bajezas? ¿No
oíste decir que de día no se atreven a crecer, no ocurra un accidente y un rayo
de luz se cuele en sus recámaras? ¿Y tú estás preparado para enredarte con un
rayo de luz? ¿O te comiste el cuento de la blanca paloma? Olvidas un pequeño
detalle: ¡Ella es una farisea!
Cuando en la calle se escuchan pasos
de niños, se acurruca en la orilla y espera las caricias y migajas de algún
pequeño. Apenas marchan los infantes, a punta de picotazos y golpes de patas y
golpes de alas, despoja de migas a sus hermanas. Luego, muy ufana, hincha su
pecho y aguarda a la próxima criatura. ¿Y te atreves a pensar que la blanca
paloma es una heroína?
No, no lo es. ¡Y tú nunca serás un
héroe!
Vuelve a tus ollas de aluminio. Si
no te gusta el sonido de las gotas chocando contra el metal, compra platones de
plástico. Si no te gusta despertar a mitad de la madrugada, ubica las ollas
antes de irte a dormir. Si algo no te gusta, acostúmbrate a ello. ¿O es que tú
crees que la vida se trata de algo diferente? Olvídate del heroísmo y ten listas
las ollas para recoger el agua del próximo aguacero. Acepta el destino y lo que
te tocó ser en este planeta. Recuerda que tú sólo eres una raíz con evocaciones
de paloma blanca. Tú eres un recolector de gotas de lluvia filtradas en la
casa.
¡Así que ni se te ocurra subir al
techo a tapar las goteras!
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