Me muevo al margen...

Aquí, en el margen, en el margen del canon, no hay reglas que cumplir, ni jueces que complacer, ni halagos que buscar, ni aplausos que dar con el hígado irritado...aquí, en el margen, en el margen del canon, sólo puedo hacer lo que me da la gana...

domingo, 20 de julio de 2014

CURIOSIDAD

Acostado sobre mi acolchado mueble preferido y sin nada que reflexionar, me dediqué a observar los pocos objetos de mi austero cuarto: Un espejo de pared cuyo marco imita el oro, un palo horizontal con unos cuantos trapos colgados y bajo ellos, una caja cuyo contenido no recuerdo. Libros y zapatos que tendidos por el suelo parecen dormir la siesta y...y esa caja. Mi curiosidad se agita. Pero mi pereza es mayor, así que decido dormir, decisión no acatada por mis ojos que abandonando su lecho viajaron hasta la caja.
            Dentro de la caja mis ojos vieron a un colibrí perverso retando a un huracán; por supuesto, un brazo en alto del huracán y el pobre pajarillo perdió hasta las plumas y al Sol fue a parar. Tras el ave voló mi ojo derecho. El Sol parece amarillo. Sin embargo, gracias al peregrinar del responsable de mi diestra visión, me percaté que no lo es. Ocurre que está sembrado de flores. Flores brillantes y doradas. Flores visitadas por muchas abejas. Abejas naranjas de alas fulgurantes. También entre los tallos de las flores abundan hormigas blancas y plateadas. El Sol parece amarillo. Pero no lo es. Ocurre que tiene muchas flores doradas, abejas naranjas y hormigas plateadas. Eso vio mi ojo derecho. Mi ojo izquierdo se quedó en la caja y percibió otro fenómeno de los colores. Mi esferoide órgano vio como un lápiz sufrió un ataque de hipertensión. ¡Qué mala suerte! O mejor dicho, ¡Qué rabieta! El lápiz especialista en pintar los cielos, no pudo controlarse y de aquí en adelante sólo pintará volcanes sonrojados. Una discusión sobre colores con las acuarelas, un acceso de ira y el lápiz hipertenso, que antes era azul y que ya nunca más lo será, ahora es el lápiz rojo. Así lo vio mi ojo izquierdo.

Al despertar mis ojos regresaron encandilados a sus cuencas. Tanta flor, ave y hormiga. Tanta ira de lápiz hipertenso. Ahora me arden bastante. Tendré que deshacerme de esa caja.

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