Me muevo al margen...

Aquí, en el margen, en el margen del canon, no hay reglas que cumplir, ni jueces que complacer, ni halagos que buscar, ni aplausos que dar con el hígado irritado...aquí, en el margen, en el margen del canon, sólo puedo hacer lo que me da la gana...

domingo, 2 de agosto de 2015

LA RAZA ADOLORIDA

¡Nosotros pertenecemos a la raza adolorida!
            La que derrama lágrimas en el silencio de la noche, la que ya no habla pues tiene un grito amargo atascado en la garganta. La que tiene repletos sus adentros de calores y olores.
            El brillo de nuestra sonrisa no es más que maquillaje impuesto. Un detalle de los amos para lucirnos en las fiestas. Luego de ser oprimidos y aplastados por el peso de nuestros explotadores, somos los olvidados en un rincón, el pasto de los hongos. Somos un linaje herido, el de los pobres diablos, sin mayor esperanza que ser gastados y luego desechados. ¡Qué vida!
            Mañana a mañana, tarde a tarde, noche a noche lo nuestro es salir a la calle cargando los deberes hasta que el tiempo nos hiera con su aguijón. Parecemos destinados a ocupar el último lugar; siempre lo ocupamos. Aún así, no desfallecemos.
            Llueven los golpes pero no nos hacen mella; después del primero los que siguen no duelen. Por eso proseguimos sin dejarnos engañar ni por la perfidia ni la envidia, ambas hijas de la ignorancia y nosotros no somos ignorantes. Insistimos sabiendo que al final del camino nuestros sueños nos estarán aguardando. Como todos los demás también tenemos sueños: levantarnos del suelo y ver con nuestros propios ojos a las nubes jugar con el sol en el horizonte.
            Así llegará un día en que el negro, el blanco y el chocolate uniremos nuestras roncas voces, para dejar escapar el grito amargo que teníamos atascado en la garganta y decir con orgullo:
            ¡Zapatos de todos los países, uníos!

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