Me muevo al margen...

Aquí, en el margen, en el margen del canon, no hay reglas que cumplir, ni jueces que complacer, ni halagos que buscar, ni aplausos que dar con el hígado irritado...aquí, en el margen, en el margen del canon, sólo puedo hacer lo que me da la gana...

domingo, 19 de octubre de 2014

CARTA A UNA COSA ALADA Y PELUDA


Juan Díaz, 1 de abril de 2002

Querida cosa alada y peluda:
            ¡Hola! ¿Cómo estás? Espero que bien y recuperándote de ese terrible y afortunado accidente. Fue como para el titular de un periódico: “Murciélago choca a alta velocidad contra un ventanal”. Me imagino que te confundiste por volar de día. ¿Qué te motivó a hacerlo? ¿Acaso fue el gato del vecino que rondó por donde acostumbras dormir? Si fue así, házmelo saber para reclamarle cuanto antes al dueño del felino.
            ¿Ya sanó tu fractura del tabique nasal? Cuando te vi sangrar por la trompa supe al instante que te amaría por siempre. Mi vocación de veterinario frustrado brotó como agua de un manantial. Te tomé muy dulcemente entre mis manos y limpié la sangre de tu rostro. Tuve que tener mucho cuidado para que no me mordieras con tus filosos dientes. Mira si te amo, a pesar de mi costumbre, no te obligué a fumar ni un solo cigarrillo. Todo lo contrario. Al terminar de curarte te deposité entre las ramas de un almendro; así podrías, después de recuperarte, tener a la más corta de las distancias los frutos que tanto te gustan.
Al volver en ti, como para demostrar tu maestría, volaste varia veces cerca de la ventana sin siquiera rozarla. Luego te alejaste y no te he vuelto a ver. Por eso decidí escribirte esta carta. La voy a dejar en la misma rama donde te coloqué aquella tarde del accidente. Espero que regreses por almendras, la encuentres, vueles hasta mi ventana y como no sabes leer, me pidas con una mirada que camine hasta el almendro y te lea mi carta. Con cariño...

Alberto Olivardía

No hay comentarios:

Publicar un comentario