Me muevo al margen...

Aquí, en el margen, en el margen del canon, no hay reglas que cumplir, ni jueces que complacer, ni halagos que buscar, ni aplausos que dar con el hígado irritado...aquí, en el margen, en el margen del canon, sólo puedo hacer lo que me da la gana...

domingo, 7 de agosto de 2011

A LA FELICIDAD LE GUSTA PERTURBARME

Una orquídea se escurre en la grieta (Dece Ereo, Panamá)

A veces, la felicidad arroja guijarritos contra el tragaluz de mi recámara. Eso me preocupa. Mucho. Es que escucho con recelo los ayayay del cristal asaltado.
Desde el césped y con cada gimoteo vidrioso, ella, la felicidad, rompe mis costumbres. No entiendo sus deseos, pero esperaré la tarde en que con una piedra rompa el ventanal.
Esperaré que la luz tibia de la tarde entre por la pequeña ventana rota y se resbale por las paredes, asperje la alfombra y me envuelva con un paño.
Esperaré que afuera la brisa despeine los árboles y me invite a pasear. Me atreveré a franquear la puerta y los sueños se colarán en mi alcoba. Y ya no serán necesarios más vidrios rotos.
Esperaré que la soledad no teja más espinas y que la música traspase el dolor. Será posible el regreso y llegará la mañana sin mareos y una sonrisa retozará en la habitación.
Esperaré que el vértigo deje de ser, que la muerte entierre las uñas en su ombligo y que mi cama no admita un insomnio más.
Esperaré que por la ventana rota la felicidad entre a mi recámara. De allí no saldrá. Trenzará mallas y las tirará al mar de mi tristeza y me atrapará. Sé que lo hará. Espero ansioso la tarde en que la felicidad con un guijarro rompa los cristales.
A veces, la felicidad…

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