Me muevo al margen...

Aquí, en el margen, en el margen del canon, no hay reglas que cumplir, ni jueces que complacer, ni halagos que buscar, ni aplausos que dar con el hígado irritado...aquí, en el margen, en el margen del canon, sólo puedo hacer lo que me da la gana...

domingo, 19 de junio de 2011

TETRAHEDRO (Fragmento)

Monstruo que observa (Dece Ereo)

Los invitados la pasaban de lo lindo en la piscina y el área de picnic, también gozaban de los paseos a caballo, la comida y el licor. A Felipe le atrajo mucho un trago de la casa a base de ron, tanto que, desinhibido por la borrachera, intentó propasarse con Isaté. Nicolás no lo soportó y reaccionó violentamente, igual hicieron su mujer y su suegra. Con los golpes y gritos dieron punto final al cómico y supuesto comportamiento civilizado de caballeros.

A Nicolás sólo le faltó echar espuma por la boca. Isaté, histérica, demostró un vocabulario desconocido en ella, y a su madre le dio un soponcio. Tanto esperar la revancha y la echaron a perder en un instante. Al marcharse los ofendidos, alguien por ahí dejó escapar el siguiente refrán: “La familia que pelea unida, permanece unida.”

A todo esto, Felipe corrió a ocultarse en el chiquero. Allí intentó sentarse en la baranda del cubil de la puerca recién parida, con tan mala suerte, que cayó de espaldas en medio de la porqueriza. Por el mareo quedó inconsciente, eructó y se le cubrió el rostro con una masa extraña.

Los puerquitos se le acercaron lamiéndole la porquería regurgitada de la cara, mientras la enorme cerda comenzó a olfatearlo; primero por el cuello y de ahí hacia abajo. Al llegar a las ingles, volvió a olfatearle el cuerpo entero con más detenimiento. Al olerle otra vez entre las piernas, se detuvo aspirando profundo y hurgando con la trompa, primero muy suave y luego con más fuerza, y finalmente, ya decidida, empezó a masticar...

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