Me muevo al margen...

Aquí, en el margen, en el margen del canon, no hay reglas que cumplir, ni jueces que complacer, ni halagos que buscar, ni aplausos que dar con el hígado irritado...aquí, en el margen, en el margen del canon, sólo puedo hacer lo que me da la gana...

domingo, 13 de marzo de 2016

TREINTA Y SIETE

Treinta y siete veces lo has intentado, otras tantas has fracasado. Por lo menos nadie te puede acusar de que te rindes fácilmente, de que eres poco pertinaz, de que tu espíritu se quiebra con la memoria del dolor. Nadie puede tirarte en cara algo que suene a antónimo de terquedad.
Tres docenas más uno de intentos. Si tan sólo pudieras explicarte y dar razones. Quizás si comunicaras mejor tus motivos y los pensamientos que hay detrás de ellos, quizás tendrías seguidores, gente que te aplaudiera y reforzara tus intenciones. Pero bien sabemos que lo tuyo no es eso de la comunicación. Y precisamente allí está el dilema.
No somos islas. Todos estamos de una u otra forma relacionados. Hasta mi camisa es una manera de entrar en contacto con el trabajo de un montón de mujeres atadas a una máquina de coser allá en Tailandia. Pero lo tuyo no es la comunicación. Comienzas muy bien, hasta encandilas como fuego artificial; de repente explotas y luego sólo queda el silencio. Hasta allí tu comunicación. Tú estás consciente de eso. Por eso admiro tu decisión de intentarlo una vez más.
Mañana te vestirás de saco y corbata, te acompañará tu testigo, te pondrás de pie frente al juez de paz y ella estará a tu lado, prometerás cuidarla en las buenas y en las malas y al final escucharás, nuevamente, al magistrado decir: “Los declaro marido y mujer”.

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